¿No quieres ser libre?

El eslógan «Freedom for Catalonia», un clásico estrenado en 1992

No hace mucho, Isabel Coixet publicó un artículo donde recordaba que no ser independentista no equivalía a ser fascista1. Que se tenga que incidir en una obviedad así deja claro el tipo de discurso que utilizan algunos (y recalco algunos) independentistas, que hace tiempo que optaron por señalar veladamente a los unionistas como desafectos y nocivos para la democracia, y a veces incluso como sospechosos de coquetear con el fascismo (como vimos hace poco con los carteles con la cara de Franco para reivindicar en referéndum del 1-O)2. La lógica del mensaje es sencilla (como suele serlo en estos casos): como la independencia persigue un país más libre, más próspero, más transparente y más democrático, los que están en contra de la independencia están en contra de la libertad, la prosperidad, la transparencia y la democracia. Así de claro y elocuente.

Yo nunca he recibido ningún insulto por no ser independentista. Nunca nadie me ha señalado con el dedo para gritarme “feixista!”, pero me he sentido señalado por determinadas campañas, algunas institucionales, en las que restringen conceptos como “libertad”, “justicia” y “democracia” exclusivamente a la ideología independentista. Por ejemplo, en 2013 tuvimos El Concert per la Llibertat (¿No fuiste? ¿No estás a favor de la libertad?). En 2014, ERC arrancó la campaña Vull ser lliure (¿No estás con nosotros? ¿No quieres ser libre?). Por no hablar del clásico eslógan Freedom for Catalonia, estrenado en 1992. El argumentario del 9N del 2014 también estuvo lleno de referencias a la libertad y la democracia, que han continuado desde entonces. Una rápida búsqueda en Google revelará docenas de artículos a favor de la independencia con las palabras “libertad” y “democracia” en el título y en los destacados.

Nunca he recibido ningún insulto por ser unionista, pero sí que me he sorprendido muchas veces bajando la voz al confesar que no era independentista. Y he visto muchas veces cómo otras personas hacían lo mismo, en algún lugar público, para decirme que pensaban como yo. Y confieso, con la mano en el corazón, que si no firmo este blog con mi verdadero nombre es por miedo a las repercusiones que pueda tener en mi vida personal y, sobre todo, profesional. Nada de esto ocurriría si este fuera un blog sobre cine, sobre literatura o sobre cocina: no son temas que se vivan tan a flor de piel, no movilizan a miles de personas en la calle, ni disparan acciones judiciales, ni exaltan los discursos hasta límites casi insurreccionales. Me pregunto si durante las campañas de los referendos en Quebec o en Escocia también había quien tachaba a los contrarios a la independencia de antidemócratas.

Estos mensajes me parecen ofensivos y hasta peligrosos, por lo que tiene de criminalización de una parte de la sociedad. Enric Hermández decía hace poco en un artículo en La Vanguardia: “Como es sabido, todos los independentistas son por definición espíritus libres, personas honestas guiadas solo por el afán de libertad, mientras que el resto son esclavos de no se sabe qué oscuros intereses. ¿En qué cabeza cabe que un ser sin ataduras prefiera la tiranía española a la beatífica República catalana?”3. Como Isabel Coixet, como Enric Hernández y como tantos y tantos miles de catalanes, yo soy unionista y me ofenden y me indignan los símbolos fascistas, y en particular los que se cuelan en las manifestaciones que contrarias a la independencia. Me ofenden y me indignan por la elegía que representan de un régimen odioso y antidemocrático.

Alguien me dirá que este tipo de campañas son normales en política: todos los partidos piden el voto atribuyéndose la llave del progreso, la mejora económica, el avance educativo, etc. Sí, es cierto, pero ningún partido con sentido de la ética puede pretender representar en exclusiva la democracia, convirtiendo las elecciones en un “vota libertad” (a nosotros) contra “vota opresión” (a ellos). Y lo mismo lo aplico a instituciones y entidades vinculadas (ni que sea ideológicamente) a estos partidos, y a aquellos que hacen la vista gorda a estas argumentaciones. No me parece honesto. ¿Pero pienso que se abandonará esta estrategia en un futuro próximo? No, en absoluto. Las dicotomías de este tipo siempre han funcionado bien electoralmente, honestas o no.

1 https://elpais.com/elpais/2017/07/17/opinion/1500292963_456977.html
2 http://www.elperiodico.com/es/politica/20170718/carteles-rostro-franco-votar-referendum-6174991
3 http://www.elperiodico.com/es/opinion/20170711/1-o-decidiras-como-diga-6160347