Un indepe en el autobús

Esta mañana, a doce días del 1-O, he escuchado por primera vez en la calle una conversación sobre el referéndum. Bueno, de hecho no era una conversación: era una especie de monólogo de un señor mayor en el autobús (el V13 concretamente). Era un hombre bien vestido que se dirigía a un par de estudiantes adolescentes a las que evidentemente no conocía. Yo estaba sentado en la parte de atrás y me llegaban retazos de la conversación cuando el hombre alzaba la voz. Le he oído mencionar que “los invasores españoles tenían un cuartel donde ahora está la Universidad Pompeu Fabra”; animaba a “llevar la pegatina con el CAT en las matrícula”; y aseguraba que “de aquí al 1 de octubre va a haber cacao”. Luego la conversación/monólogo ha derivado hacia el terrorismo islámico y el anciano ha defendido con vehemencia la aplicación de la pena de muerte en casos de terrorismo.

No pretendo que ese personaje represente al independentismo ni nada parecido: era simplemente un abuelete excéntrico de los que hay en todas las ciudades y pueblos, siempre dispuestos a atacar su tema favorito. Simplemente me ha sorprendido oír, por primera vez, a alguien hablando del 1-O en el autobús, ya que uno esperaría que a doce días para el (teórico) referéndum el tema estuviese mucho más presente en las conversaciones de la gente.