
En este blog he incidido varias veces en el hecho de que, con el 1-O casi encima, prácticamente nadie hablaba del referéndum por la calle, en mi entorno, en mi vida cotidiana. Eso lo asociaba al escaso impacto que la llamada a votar estaba teniendo entre la ciudadanía que no simpatiza particularmente con el independentismo. En la entrada anterior decía que, por primera vez, ayer había oído a alguien hablar del 1-O por la calle, camino del trabajo.
La velocidad meteórica a la que se suceden los acontecimientos ha hecho cambiar eso, no sé si momentáneamente o no. El registro esta mañana de diversas conselleries y la detención de algunos cargos de la Generalitat ha provocado por primera vez comentarios de perplejidad entre mis compañeros de trabajo (del tipo “qué fuerte lo que está pasando”), lo que realmente indica el enorme impacto mediático de la actuación de la Guardia Civil.
Por un lado, pienso que si hay pruebas de que los detenidos han vulnerado las leyes hay que actuar. Pero, por otro, pienso que si los que se saltan las leyes son tantos y representan a una parte relevante de la sociedad, lo que hay es un problema de fondo no sólo legal sino político que se ha dejado enquistar. Estas detenciones han sido dictadas por un juez de Barcelona y quiero suponer que tienen una base jurídica muy justificada. Atemorizar no es el trabajo de las fuerzas de seguridad ni es una estrategia inteligente (ni digna) por parte de ninguna institución democrática. Las órdenes del juez podían haberse cumpliado de una manera mucho más discreta, sin un desfile de uniformes que no hacen otra cosa que nutrir la provocación.
Si hace unos días mencionaba aquí la escasa visibilidad (en Barcelona) de campaña del SÍ, lo ocurrido esta mañana supone la mejor campaña que los independentistas podrían tener. No tengo duda de que van a saber explotarla al máximo (hoy mismo, el President Puigdemont ha dicho que «esta agresión está fuera del amparo legal»1, probablemente sin darse cuenta de la ironía de lo que decía). Quizá desde Madrid las cosas se vean diferentes y algunos celebren la demostración de fuerza tan largamente esperada, pero como unionista catalán me inquieta que lo sucedido hoy sólo sirva, al final, para que el independentismo gane apoyos.
Sinceramente, esperaba llegar al 1-O en medio de un gran estruendo mediático pero con tranquilidad en la calle. Hoy había quedado para comer en la plaza Urquinaona, no muy lejos de una de las sedes registradas, y las sirenas de los coches patrulla yendo y viniendo y el zumbido incesante de los helicópteros otorgaban una proximidad al conflicto que me han dejado muy mal cuerpo.
1 http://www.ara.cat/politica/Guardia-Civil-departament-dEconomia-Generalitat_0_1873012787.html