Las réplicas del 17-A

Manifestación del «No tengo miedo» el 18-A en Barcelona (foto: La Vanguardia).

El horroroso atentado del pasado jueves en el centro de Barcelona hasta hecho desaparecer el procés del foco mediático, ahora centrado casi en exclusiva en la investigación de los hechos y sus secuelas. Además, y por fortuna para todos, a nadie (a nadie con un mínimo de peso político, me refiero) se le ha ocurrido vincular el ataque terrorista con el secesionismo, ni para bien ni para mal. En la manifestación del No tengo miedo del pasado viernes no se vio ni una estelada. Sin embargo, esta sensación de unidad, al menos en lo político, no creo que vaya a durar. Pasadas las réplicas del impacto, las agendas políticas volverán a imponerse, porque están ya demasiado calientes como para simplemente dejarlas enfriar. Aunque terrible, el atentado del 17-A no ha sido más que una distorsión imprevista en un guión cuyas líneas generales están sólidamente tramadas desde hace meses, y del cual depende la suerte de los principales actores políticos de España y Cataluña. Y eso es demasiado importante para que un atentado que lo cambie.