Desconectando

La CUP cuenta los segundos que quedan hasta el fin del procés (imagen: El Nacional).

Ya tenemos la Ley de Desconexión presentada en el Parlament. Presentada, no aprobada. Presentada con rueda de prensa, mucha publicidad y presencia en las redes para que a nadie se le escape que el Govern está peleón y va a por todas. Con mucho ruido mediático, en definitiva, para nadie se pare a pensar que, hasta ahora, nadie en el Govern ha firmado nada legalmente comprometedor. Recordemos que, en un ya lejano 9 de noviembre de 2015, los partidos independentistas aprobaron una “declaración solemne” en el Parlament que decía: “Como depositario de la soberanía y expresión del poder constituyente, reitera que este Parlamento y el proceso de desconexión democrática no se supeditarán a las decisiones de las instituciones del Estado español, y en particular del Tribunal Constitucional, al que considera deslegitimado y sin competencia”. Y desde entonces se han acatado las sentencias de los tribunales “españoles” cuando ha tocado hacerlo.

Sin ir más lejos, la Ley de Desconexión tenía que ser presentada el pasado 16 de agosto, y no lo hizo a raíz de de la suspensión por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de la reforma del reglamento que tenía que haber servido para aprobarla. ¿La respuesta del Govern no tendría que haber sido, en lógica coherencia, desobedecer a ese tribunal de filiación española? Pues no: empezaron las dudas y se decidió postergar la presentación de la Ley hasta ver cómo se podía vehicular sin desobedecer abiertamente al tribunal.

Sin embargo, a un mes del 1-O, esto va a tener que cambiar. Como dijo la CUP hace poco, “el 1-O se acaba el procés1: estamos llegado a la frontera que los propios independentistas se han impuesto, la fecha grabada en piedra que el Govern ya no puede renegociar con sus bases. El President va a tener que estampar en breve su firma en la Ley de Desconexión para poder convocar el referéndum. Dicen que eso ocurrirá el próximo miércoles 6 de septiembre, a las puertas de la Diada, y desde luego significará un cambio en la dinámica del procés: el Tribunal Constitucional suspenderá esa ley poco después (desde el independentismo se espera que sea antes de la Diada, para capitalizar la indignación) y, esta vez, el Govern tendrá que elegir. Opción uno: acatar la suspensión, lo que dejaría perplejas a sus bases: ¿acatar a un tribunal de cuya autoridad nos acabamos de “desconectar”? No sería la primera vez que ocurre, pero la contradicción nunca habría sido tan flagrante. Opción dos: desacatar la suspensión y continuar adelante con el referéndum, entrando ya directamente en la ilegalidad y obligando a muchos ciudadanos catalanes (funcionarios o no) a elegir bando: u obedecen al Govern u obedecen al Tribunal Constitucional.

1 http://www.lavanguardia.com/politica/20170823/43749502587/cup-proces-desobediencia-estado-diada-1o.html

Teorías y rumores (ii)

Fachada del Parlamento de Cataluña (foto: Wikipedia).

A finales de julio, Josep Martí Blanch publicó en El Periódico un muy aludido artículo titulado El otoño catalán en el que detallaba algunos supuestos planes del independentismo para el 2-O1.

El otoño catalán hacía referencia, claro está, a La Primavera Árabe, ya que, según Martí Blanch, eso es lo que se vivirá en Cataluña dentro de unas cuantas semanas. En resumen, el autor explicaba que el Govern de la Generalitat ya trabaja con la idea de que el referéndum no se podrá celebrar y, por tanto, ha diseñado un plan de respuesta que consistiría en encerrarse junto a todos los diputados afines en el Parlament y llamar a los catalanes independentistas a rodear indefinidamente la cámara catalana, en un acto de movilización popular comparable al de la plaza Tahrir de El Cairo.

Las consecuencias serían obvias: impactantes imágenes televisivas de decenas de miles de personas (“el pueblo de Cataluña”) durmiendo al raso para apoyar a los líderes independentistas en su épica defensa del último baluarte de las libertades de Cataluña. Imágenes que, llegadas a los medios internacionales, abochornarían al gobierno español hasta el punto de obligarle a negociar una salida al conflicto catalán.

Si incluyo este supuesto plan B en esta sección del blog es por su apocalíptica grandiosidad, ambiciosa hasta el punto de parecerme irrealizable. El independentismo social responde muy bien a llamadas puntuales a la manifestación, pero no me parece que esté dispuesto (ni preparado) para una movilización de envergadura pre-revolucionaria como la que prepara este plan. El cesado conseller Jordi Baiget declaró (en la entrevista que le costó el puesto) que “pensar que alcanzaremos un grado de movilizaciones mayoritarias y permanentes es no conocer el país”2. Y el periodista Albert Soler, en el Diari de Girona, lo clavó cuando escribió: “No es que los catalanes seamos más cobardes ni más tacaños que otros pueblos que han ganado revoluciones. Es que, sencillamente, vivimos bien. Una revolución puede triunfar si la mayoría del pueblo vive bajo mínimos”3.

Pensemos que el 1-O cae en domingo y que al día siguiente habrá que ir a trabajar.

1 http://www.elperiodico.com/es/opinion/20170620/otono-catalan-estrategia-proceso-soberanista-articulo-josep-marti-blanch-6117609
2 http://www.elpuntavui.cat/politica/article/17-politica/1184483-anar-a-preso-ho-aguantaria-pero-no-que-vagin-contra-el-patrimoni.html
3 http://www.diaridegirona.cat/opinio/2017/01/03/anirem-dormir/821972.html

Después del 1-O (ii)

Jordi Xuclà, diputado de PDeCat en el Congreso de los Diputados (Alejandro GarcÍa/EFE/La Vanguardia).

Jordi Xuclà, diputado del PDeCat en el Congreso, ha declarado que su partido podría estar dispuesto a negociar una moción de censura contra Mariano Rajoy después del referéndum de independencia1. Estas declaraciones han causado una pequeña conmoción en el independentismo más visceral2, que, como mínimo de cara al exterior, no muestra absolutamente ninguna duda de que la sucesión de acontecimientos de este octubre culminará con la independencia de Cataluña. Sin embargo, las de Xuclà no son las únicas declaraciones de responsables del partido del Govern en este sentido (recordemos a Conesa, a Baiget, a las grabaciones de Bonvehí hablando de las próximas elecciones autonómicas). Yo no tengo contactos de primera mano dentro de la política, pero, como expliqué en una entrada anterior, mi sensación es que el plan del President Puigdemont es que no le permitan celebrar el 1-O: así podrá aglutinar una nueva movilización, legitimarse con un nuevo baño de masas e inaugurar un nuevo plan que (esta vez sí) conducirá a la independencia.

1 http://www.lavanguardia.com/politica/20170806/43391757539/pdecat-psoe-mocion-censura-despues-referendum-1-o.html
2 http://www.vilaweb.cat/noticies/madrid-2-doctubre/

Después del 1-O


Quizá me estoy equivocando mucho, pero no creo que la independencia vaya a llegar después del 1-O. El pasado 4 de julio, el President Puigdemont explicó en rueda de prensa que, “en caso de ganar el sí” en el referéndum del 1-O, declararía la independencia de Cataluña en tan sólo 48 horas1. Tengo que decir que me sorprendió lo atrevido de la afirmación, porque hasta ese momento el Govern de la Generalitat había sido muy cauteloso sobre ese tema2. Y también me llamó la atención la forzada equidistancia de la frase, porque teniendo en cuenta que la mayoría de votantes del “no” se quedaría en casa, “en caso de ganar el sí” suena más mordaz que otra cosa.

Pero lo importante de la declaración de Puigdemont es que sitúa Cataluña a apenas nueve semanas de la independencia. Piénsenlo bien: nueve semanas. Eso no es nada. Eso son tres chapuzones en la playa y volver a poner el pie en el trabajo. Nueve semanas significa que este otoño tendremos que cruzar un paso fronterizo para ir a una reunión de trabajo en Madrid o al pueblo de los abuelos en Andalucía; que este año fue el último en que pagamos impuestos a la Agencia Tributaria y que nos comimos las uvas con las campanadas de la Puerta del Sol; que nuestros estudiantes empezarán el curso escolar en un país y lo acabarán en otro; que en cuestión de semanas quizá estemos fuera de la Unión Europea, y que el español puede dejar de ser pronto lengua oficial en nuestro territorio; que en nada las vidas de los catalanes estarán reguladas por leyes completamente distintas a las actuales (y todavía desconocidas).  Entre muchísimas otras cosas que pasarán dentro de cinco semanas. Trascendental, ¿no? Probablemente la sacudida más importante que ha sufrido la sociedad catalana en los últimos 300 años, por no decir en toda su Historia.

Pero, entonces, ¿por qué nadie habla de ello?

Yo vivo en Barcelona, y aquí no se escucha a nadie hablar de la (inminente) independencia. Ni en casa, ni en el trabajo, ni en el transporte público, ni en la panadería, ni en el mercado, ni en el gimnasio, ni en ningún lado. Los medios de comunicación hablan de eso constantemente, pero por la calle no se oye a nadie hablar del tema, ni a favor ni en contra. No recuerdo cuándo fue la última vez que oí una conversación sobre la independencia en un lugar público. ¿Y por qué pasa eso? ¿Por qué nadie habla de un asunto tan absolutamente crucial, que nos afectará a todos para el resto de nuestras vidas?

Pues porque, en el fondo, nadie se acaba de creer que la independencia vaya a llegar en diez semanas. Según una reciente encuesta de La Vanguardia, sólo un 11.9% de los catalanes cree que el procés acabará con una declaración de independencia3.  Una cifra tan escandalosamente baja (aún sin descartar que pueda estar cocinada) da una idea de la poca confianza que los propios independentistas de base tienen en los planes secesionistas de la Generalitat. No creo que la independencia vaya a llegar después del 1-O. Sencillamente, porque la mayoría de los catalanes (independentistas incluidos) no lo creen.

1 https://www.efe.com/efe/espana/politica/la-ley-de-referendum-preve-declarar-independencia-antes-48-horas-si-ganase-el/10002-3315805
2
http://www.lavanguardia.com/politica/20170522/422805024847/govern-junts-pel-si-desmientes-independencia-dui-inmediata-referendum.html
3
http://www.lavanguardia.com/politica/20170702/423834402373/el-54-de-los-catalanes-esta-dispuesto-a-participar-en-una-consulta-unilateral.html